Las mirindas
El refresco de los ochenta puede encontrarse en Budapest, donde siguen siendo los ochenta algunos días.
Las mirindas en España dejaron tal recuerdo que Alex de la Iglesia, uno de estos años en que se acababa de leer por vigésimoprimera vez el Señor de los Anillos, se le secó el selebro, como al Quijote, y se sacó de la manga este surrealista corto de las Mirindas Asesinas, cuyo guión lo tenéis aquí.
Si está usted en un proceso de transición política, si los grupos de música de la radio le recuerdan The Police y está mal visto en su ciudad que una chica vaya sola a un bar, entonces deje inmediatamente de ver una y otra vez los capítulos de Starsky & Hutch.
Cómprese una Mirinda de dos litros y váyase a bebérsela con esa satisfacción que da saber que tu madre también bebía eso cuando iba a los guateques.
Las mirindas en España dejaron tal recuerdo que Alex de la Iglesia, uno de estos años en que se acababa de leer por vigésimoprimera vez el Señor de los Anillos, se le secó el selebro, como al Quijote, y se sacó de la manga este surrealista corto de las Mirindas Asesinas, cuyo guión lo tenéis aquí.
Si está usted en un proceso de transición política, si los grupos de música de la radio le recuerdan The Police y está mal visto en su ciudad que una chica vaya sola a un bar, entonces deje inmediatamente de ver una y otra vez los capítulos de Starsky & Hutch.
Cómprese una Mirinda de dos litros y váyase a bebérsela con esa satisfacción que da saber que tu madre también bebía eso cuando iba a los guateques.
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Pistacho -
eserts -