Anochecer desde el balcón
—¡Por fin encuentro a alguien igual a mí! —exclamó, apresurándose a llegar a ese sitio. No reparó en las fatigas que el arrastrarse a través de pantanos y cañaverales le causaba, pues [...] habría hecho todo lo que uno le hubiera impuesto por el amado oro, así de hechizada estaba por retener el hermoso resplandor. (El cuento de la serpiente verde", por Johann Wolfgang Goethe)
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