¿dónde está el límite?
"Decir a la gente lo que quiere oir", según en que grado, podría recibir otros nombres (véase hipocresía y populismo).
Sin embargo, un comportamiento menos inmoral que el anterior, permite "NO DECIR LO QUE LA GENTE NO QUIERE OIR".
Puesto que a la gente no le gusta escuchar algunas cosas, no hay necesidad de ofenderles innecesariamente.
Verbigracia, si alguien te habla de su „ciudad”, cuando tú sabes que tiene menos de 10.000 habitantes (siguiendo un criterio de ciudad aceptable), no hay necesidad de decirle que dónde vive, en realidad, es un pueblo.
Eso suponiendo que vivir en un pueblo sea ofensivo.
Después de todo, tutto il mondo è paese.
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