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El.Pistacho.Veloz

Las cartas

Un hombre recibe una carta en la que se le informa de que le resta un día de vida.

El hombre pasa el día entero analizando en qué podría gastar ese tiempo. Perdido en sus pensamientos, pasa por momentos de miedo, por momentos de raciocinio, otros de incredulidad y, finalmente, momentos de desesperación y rabia. En estos últimos realiza llamadas de teléfono a los que cree que son sus mejores amigos, siempre con resultados absurdos. Algunos no le creen y cuando por fin consigue relatar su drama en una de las llamadas, al final de la misma resulta que se ha equivocado de número.

El segundo día recibe otra carta que le informa que se le amplia el plazo de vida para una semana más, tras la cual morirá por circunstancias naturales. El hombre pasa el día intentantdo redactar con indignación una carta en respuesta a la carta recibida. No quiere saber su fecha de muerte. Quienes son ellos para decidir sobre esa fecha y para informarle. Amenaza con suicidarse antes del plazo establecido, aunque no lo hace porque piensa que quizá es eso lo que “ellos” buscan. Al final del día echa la carta al correo.

Esa noche no puede dormir y hace un repaso de toda su vida. Recuerda a muchas mujeres que le acompañaron y sufre porque ahora vive solo y le angustia morir solo. Imagina que podría haber formado una familia y por qué no lo hizo con aquella mujer que parecía sinceramente amarle. Con dolores de espalda terribles por no poder conciliar el sueño, se levanta de la cama, cansado, maldiciendo a Dios y considerándose un desgraciado.

Se va a trabajar. El trabajo le devuelve la monotonía del no pensar. Él no trabaja en un lugar aburrido, como la típica oficina llena de papeles, sino que trabaja con gente agradale, pero todo le parece aburrido y monótono. El hombre continúa recibiendo cartas que le informan de cuando se producirá su muerte.

El hombre se dedica entonces a ignorar las cartas, pero le angustia y se da al alcohol, bebe, se droga y va con prostitutas. Una noche se enfrasca en una pelea a hostias limpias n una bar de mala muerte con otro borracho. La paliza le redime y decide cambiar.

El hombre decide darse a los demás, ayuda a los ancianos y a los enfermos, da clases gratis para huérfanos, aprende piano, lee filosofía, se conmueve con la biografía de Rigoberta Menchu.

El hombre muere 26 años después habiendo perdido 23 años de su vida en dormir, 5 años en llorar, 10 años en comer y beber, 17 años de su vida en trabajar, 5 años leyendo, 5 años deprimido y 2 años escribiendo. Cuando siente que le llega el momento de la muerte, piensa: “Lo sabía”.

1 comentario

nomeacuerdo -

Juro ante el blog de pistacho que nunca me conmoveré con la biografía de Rigoberta Menchú, que no asistiré a clases de flamenco, no quedaré los domingos para tocar el tambor en los parques ni frecuentaré conciertos de gente que canta con los pies descalzos. Aunque me llegue una carta de esas.