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El.Pistacho.Veloz

Sinopsis

Sinopsis

El profesor de hipnosis trabajaba de 8 a 15 como todos los demás profesores de la ciudad. Las clases eran algo tediosas exceptuando algún alumno destacable por su rapidez para entender las explicaciones o por su constancia. La temporada de exámenes terminaba llegando el fin del semestre. Esto significaba algunos días sin clases pero repletos de papeleo, politiqueo y aburridos e interminables claustros alargados hasta las ocho de la tarde porque siempre hay algún compañero al que le encanta escucharse a sí mismo. Nada fuera de lo habitual.

Aquel día nuestro profesor no fue a desayunar al bar habitual porque se desvió del camino para echarle un ojo a la tienda de instrumentos musicales. No compró ningún oboe, ni flauta, ni ni flautín, ni siquiera unas castañuelas. No se decidía por donde comenzar su carrera musical. Se fue al café con el tiempo de hojear el periódico y escuchar la conversación sobre si el gobierno debería otorgarles derechos humanos a los simios o quitárselos a los inmigrantes. Al salir del bar pasó ante sus ojos la hoja de un supermercado elevada por el viento. En ella pudo ver en una fracción de segundo "Dos por el precio de uno". Cuando la hoja giró en una posición imposible y continuó su vuelo, el profesor se fijó en la pareja que caminaba por la calle de enfrente. Era ella, pero no iba sola. ¿Con quién iba? ¿no dijo que hoy estaría todo el día en los archivos? No parecía ocupada ni estresada, como en casa, sino más bien desenfadada. Y cómo se miraban. Un ataque de celos le taladró el corazón y decidió seguirlos. Torcieron la esquina directos a la estación de trenes. Ella llevaba un maletín. Él llevaba una maleta algo mayor. ¿Por qué?

Los vió pedir los billetes oculto desde detrás de una columna. Olvidó que ya tendría que estar dirigiéndose a su siguiente clase, que había pasado la hora del café y pronto los alumnos acudirían al jefe de estudios a preguntar si el profesor había acudido hoy al instituto o no. No habia mucha gente en la estación a esta hora en mitad de la mañana y en cuanto ella con su acompañante abandonaron la taquilla, el profesor se precipitó en la misma ventanilla y demandó:

-Buenos días. Déme un billete el mismo tren que acaba de comprar esa pareja.

En la ventanilla, el empleado replicó: "¿Y por qué tendría yo que informarle sobre lo que han hecho otros clientes que no conozco de nada?... ¡No me da la gana!". Entonces el profesor frunció el entrecejo, elevó el dedo índice de la mano derecha hasta la altura de su nariz y repitió lentamente:

-Déme un billete en el mismo tren que acaba de comprar esa pareja.

1 comentario

trapo -

si ya lo decía mi maestro:

-dar sera, pulir sera
dar sera, pulir sera.