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El.Pistacho.Veloz

Abderramán I

Abderramán I

Siempre he pensado que una de las grandes aventuras que están por contar en el cine es la vida de Abderramán I Omeya.

Abd Ar-Rahman ibn Mu`awiya ibn Hisham ibn Abd al-Malik (en árabe, عبدالرحمن بن معاوية بن هشام بن عبد الملك),

Abderramán, junto a su hermano Yahya escapó de la matanza de su familia en el año 750 d.C. en Damasco.

Desde ésta, su ciudad de nacimiento, huyendo de los Abasidas, viajó por Palestina, Siria y todo el norte de África camuflado entre beduinos, completamente sólo, ya que los soldados abasídas lograron matar a su hermano.

Una mezcla de fortuna y habilidad le llevaron a conquistar Córdoba ante el débil emir Yusuf. Proclamó el califato independiente y sus hazañas no terminaron ahí, puesto que derrotó varias rebeliones y ataques abásidas, hizo salir a los francos de la Península Ibérica, sometió a tributo al reino asturleonés, comenzó a construir la Gran Mezquita Mayor de Córdoba y su largo reinado (32 años) fue recordado como un periodo feliz y de esplendor. Nunca perdió ninguna batalla. Según la tradición, todas las palmeras de la Península Ibérica descienden de la palmera que Abderramán I plantó en su jardín en su palacio de Córdoba.

 

Este gran monarca medieval nunca ha sido considerado como tal en nuestro país, ni en el cine europeo, por el simple hecho de ser musulmán. Tras los atentados de hoy, en Argel, en los que Al Qaeda reivindica Al Andalus, me parecería un momento perfecto para que los españoles reivindicáramos en el cine nuestra propia historia, que no está hecha por terroristas, como los asesinos de Argel de hoy, sino por grandes hombres con visión política y de Estado, como lo fue Abderramán I.

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